Los viajeros, puede que a veces vayamos con mapas o con guías, en metro o en taxi, con bocatas o de restaurantes, con reservas u ofertas de último momento, pero sea como sea o llegues como llegues, lo importante es el enorme placer de disfrutar de lo nuevo, la ineludible sensación de encontrarte contigo mismo en cada rincón que el destino tiene para brindarte.
La fama mundial de la gastronomía francesa y su popularidad, nos lleva a nuestra primera parada, encontrar un lugar que haga justicia a la popularidad que lo antecede, es el lugar perfecto para comenzar una visita a París. Nos encontramos con Karina y Christophe, una pareja amiga (moyobambina y francés) y mientras recordamos nuestro delicioso “tacacho” (comida amazónica), disfrutamos de algunos de los platillos de la alta cocina francesa (Tartiflette savoyarde, Escargots, Boeuf Bourguignon, artichaut entre otros), y de sus finos vinos y el sonado champagne.
No podrás contar que estuviste en París, si mientras recorrías sus bellas calles, no disfrutaste de sus tradicionales desayunos de crepes de chocolate o el famoso croissant en una radiante mañana de sol, sentado en las gradas de alguno de los atractivos turísticos, o admirando panorámicamente desde la colina de Montmartre al valle que refresca el río Sena en París, para luego recorrer la plaza de Tertre y disfrutar de su contagiante espacio artístico lleno de historia.
Una de las cosas que las jóvenes parejas disfrutan en los bellos anocheceres de París, es sentarse en las orillas del río Sena, acompañados de copas de vino, frutos secos y largas charlas románticas, mientras la ciudad se refleja en sus claras aguas y los barcos cruzan sus reflejos dibujando en acuarela las tenues luces de la noche.
Los rincones de esta ciudad se merecen una visita calmada, por ello, si tu próxima parada es París, te animamos a recorrer sus arterias a pie… disfruta de este emocionante destino.
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